La industria mexicana debe cambiar para competir en el top mundial, a partir de la bonanza económica que se ha vivido en los últimos años en México, sobre todo a raíz de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, nuestro país se ha convertido en un importante actor mundial. Esto significa que México ya compite en el top mundial; es una de las veinte economías más grandes del mundo y la segunda mayor de América Latina, sólo por detrás de Brasil.
México además es parte del grupo de economías llamado MINT (acrónimo de México, Indonesia, Nigeria y Turquía). Estas cuatro economías, según Jim O’Neill, un importante economista británico, merecen tanta atención como las que forman el grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y China). Las naciones MINT tendrán índices demográficos favorables durante los próximos veinte años y, en el caso específico de México, se espera que para el 2050 alcance un PIB mayor al de casi todas las economías europeas. Precisamente, de cara al futuro, las recientes reformas estructurales que ha impulsado el gobierno mexicano buscan alcanzar un mayor crecimiento económico, generar empleos y fortalecer la competitividad.
Como actor del escenario mundial, México ha puesto alrededor del 90% de sus exportaciones bajo tratados de libre comercio con más de 40 países. En los últimos años se firmaron acuerdos con los países de América del Norte (TLCAN), con las naciones de la Unión Europea, con gigantes asiáticos como Japón, y con algunas economías importantes de Centro y Sudamérica, como es el caso de Chile y Panamá.
México, por su capacidad de producción manufacturera y agrícola, por las ventajas comerciales que ofrece a las multinacionales extranjeras y por muchos otros factores, es una de las grandes economías emergentes del siglo XXI. En cuanto a exportaciones, México lidera el rubro de la plata, las pantallas planas y el café orgánico, y es muy competitivo en el sector tecnológico y automovilístico.
La confianza que grandes multinacionales como Toyota, KIA Motors y LG, por mencionar sólo algunas, han puesto en México precisamente se ha traducido en la cantidad de productos que salen de nuestro país y que son consumidos en mercados tan importantes como el de Estados Unidos, con quien se tiene una relación comercial beneficiosa.
A pesar de estos indicadores favorables y prometedores, la industria mexicana debe cambiar si por cambio entendemos innovación. México, al contar con una enorme población, riqueza de recursos naturales y una posición económica y geográfica privilegiada, puede aportar novedad y creatividad al mercado mundial. Además, las industrias mexicanas, si desean seguir siendo competitivas e importantes, tendrán que seguir aprendiendo a moverse según el ritmo de la economía mundial y no quedarse estancadas.