Fosas sépticas usos y funcionamiento de un invento aún vigente, si nos remontamos uno o dos siglos en el pasado, la idea de contar con agua corriente en las casas y múltiples comodidades en el hogar serían apenas sueños en la imaginación de los inventores. Por ello se contaban con alternativas que podrían erizar la piel, por las implicaciones de higiene que eran de estándar más bajo.
Entre las soluciones emergentes para atender el problema de las aguas residuales, mientras que los sistemas de saneamiento estaban en pañales, era preparar un sitio especial, cavando un espacio y aislando con paredes de concreto, para canalizar desde el hogar cualquier desecho, dando origen a las fosas sépticas que conocemos.
Atribuido al inventor francés John Mouras quien ideó el concepto y lo patentó en 1881 para luego comercializarlo en los Estados Unidos, las fosas sépticas reciben los desechos sólidos para que por medio de un proceso de digestión anaeróbica (presencia de bacterias que consumen el material) que descompone o mineraliza los desechos que se depositan ahí, reduciendo su volumen y dejando únicamente una capa de lodos residuales.
Las soluciones para residencial y negocios de fosas sépticas
Pasando de proyectos a la medida con materiales de obra, se pasan a las fosas sépticas prefabricados que facilitaban la instalación y reducían el riesgo de fugas y filtraciones. Hechos en asbesto y posteriormente concreto. Una vez que los sistemas de saneamiento se vuelven más presentes, las fosas se repliegan a desarrollos lejanos a la red pública, o para uso mismo de los organismos municipales en el tratamiento de sólidos.
El progreso no se detiene y aparecen alternativas en materiales que nos permiten pensar en integrar el servicio séptico con mayor facilidad y flexibilidad de instalación, en soluciones residenciales para tener un servicio de manejo de desechos en sitios rurales o periurbanos cuya lejanía y logística complican la conexión con la red pública. Ahora más conocidos como biodigestores, se ha popularizado su versión prefabricada en plástico polietileno que cumple con la norma oficial NOM-006-CONAGUA-1997 “Fosas Sépticas Prefabricadas – Especificaciones y Métodos de Prueba” y además aporta puntos para la certificación LEED (Leadership in Energy and Environmental Design), que avala a edificios verdes y las propuestas sustentables, refiriéndonos al Biodigestor autolimpiable Rotoplas que es el que cuenta con la norma mencionada.